Si decidimos imaginar el mundo como una máquina, la realidad se presentará como una máquina

A diferencia del pensamiento renacentista conjuntivo, el pensamiento ilustrado (es decir, nuestro modo contemporáneo de ver y conocer) es esencialmente disyuntivo. El “ojo” o el intelecto está separado y desvinculado de los “objetos” que se examinan mecánicamente. El pensamiento mecanicista hizo muy poderosa a Europa occidental, pero llevado al extremo y remodelado como una ideología divisoria radical de la transformación humana, está llevando a Occidente al desastre. Por ejemplo, la “nueva sabiduría” procedente de Silicon Valley y Davos, surgida a raíz de la revolución cibernética de los años sesenta afirma que la tecnología “crece” con la vida, pero desligada de ella, como un “elan vital” sintético y determinista, sin tener en cuenta el pensamiento humano ni el libre albedrío. Es decir: la ciencia, en esta nueva visión, ya no está al servicio de la humanidad.

El materialismo y la pérdida del alma

En 1916 Rudolf Steiner dijo que al principio del siglo XXI, el mal aparecerá en una forma que en ese momento (1916) todavía no podía describirse… “Mi estimación es que el nadir de esta batalla caerá alrededor de los años 2020 a 2040. Entonces el abismo de los demonios se abrirá. El Nacional Socialismo y el Bolchevismo empalidecerán comparados con esto. Millones de personas perecerán” (La Batalla por el Alma; Págs. 98- 113). P.63: La encarnación de Ahriman.
El ámbito de lo inmaterial o no visible no está latente, sino en constante actividad. Impregna y hace posible el mundo que conocemos y podemos ver. El reino intangible de las fuerzas vitales es lo que solemos llamar la dimensión “espiritual”, ya que alberga las inteligencias conscientes como origen de la vida material.
Durante mucho tiempo, los asuntos de orden espiritual se encontraban, para muchas personas, en el ámbito de lo abstracto. Pero hoy en día esto está cambiando…