En los Estados Unidos, en las décadas de 1950, 1960 y 1970, decenas de miles de personas, reclutadas entre los indigentes, los desheredados, en prisiones, hospitales, cuarteles y orfanatos, sirvieron como conejillos de indias involuntarios para un programa ultrasecreto de la CIA. El objetivo de los científicos: borrar la memoria, hacer confesar a un enemigo, construir una máquina humana lista para matar contra su voluntad. Con frío cinismo y una voluntad sin límites, en un ambiente de Guerra Fría, los estadounidenses intentaron encontrar “el arma perfecta” que les permitiera esclavizar a individuos o poblaciones enteras.

Fabricación de espías programables remotamente: en los documentos de la CIA encontramos todos estos experimentos que tienen como objetivo crear super-espías. Consiste en crear una nueva personalidad en un conejillo de indias y darle una misión como matar a alguien, robar documentos o infiltrarse en redes. Y cuando termina la misión, se reprograma y el sujeto no recuerda nada.

Utilizando imágenes de archivo, testimonios de sobrevivientes, documentos secretos desclasificados y entrevistas con soldados y agentes retirados, este documento muestra cómo la CIA implementó una política de terror, sirviendo de LSD, electroshock, lobotomías e hipnosis.

Este documental demuestra la fuerte participación de los servicios estadounidenses para infiltrar, financiar y reclutar químicos que en su mayoría eran elementos brillantes de la sociedad civil. Finalmente, muestra cómo los hombres de la CIA y el ejército pudieron actuar sin ninguna consideración por la vida de los demás.

Compartir esta publicación

Videos
Posts recientes
Este momento crucial
Vídeo
Newsletter

Suscríbase a nuestro boletín mensual para mantenerse actualizado

Te puede interesar

Luis Pomar: «El CO2 no causa el calentamiento global»

Nació en Torres del Segre (Lérida) hace 69 años. Fue catedrático de estratigrafía en la Universidad de Baleares hasta su jubilación.
«… Si se establece una correlación entre concentración de CO2 y temperatura, no encajan para nada. Hay momentos en que sube el CO2 y la temperatura baja. No hay relación.
El óptimo climático tras la última glaciación llegó hace 10.000 años y, desde entonces, la tendencia a largo plazo es de enfriamiento. El sol tiende a menos actividad y esta condición se dio en periodos de temperaturas bajas. Vamos en esa dirección.
El clima ha cambiado siempre y lo ha hecho sin nuestra intervención.»
«… Ni entramos en una fase de calentamiento global de largo alcance ni el actual aumento de la temperatura planetaria es responsabilidad del CO2.»
Y añade sobre el ser humano: «No somos causantes de un cambio climático, ni de largo ni de medio ni de corto alcance. El consenso es solo político.

El CEO de Youtube asegura a las élites de Davos que continuarán controlando la narrativa

Otra historia más de Davos que pasó casi desapercibida para la corriente principal, la directora ejecutiva de YouTube, Susan Wojcicki, abordó los problemas de «desinformación» en Internet en el foro WEF y cómo la plataforma de contenido planea abordarlo.
Como todos sabemos, el concepto de «desinformación» es tratado arbitrariamente por las grandes corporaciones tecnológicas de acuerdo con cualquier narrativa que los oligarcas corporativos y los gobiernos quieran impulsar en ese momento. Si está confundido en cuanto a lo que ellos consideran que es la desinformación, simplemente tome cualquier hecho, evidencia u opinión que sea contraria a la narrativa principal del día y asuma que ahora es «desinformación». Es tan simple como eso.

La religión climática

Contando con que la gran mayoría de los españoles (y otras nacionalidades) son tan maleables como el latón, era de esperar que nos la colaran con el cuento del clima.
Uno de los fenómenos más notables de la «pandemia» ha sido el apoyo ciego de la mayoría de la población a las medidas abusivas que impusieron los distintos gobiernos en cada uno de los diecisiete reinos de taifas que forman España. Los confinamientos, los cierres perimetrales, las prohibiciones absurdas y los recortes de libertades tuvieron un respaldo masivo. Gran parte de los ciudadanos acataron de forma acrítica todo tipo de estrategias sin importar que cada una fuera más tiránica que la anterior. Consiguieron que la gente dejara de salir de casa, se lavara las manos de forma compulsiva, se pusiera la mascarilla permanentemente y hasta se apartase de su propia familia. Fomentaron tal obsesión, que millones de ciudadanos asumieron normas inverosímiles a cualquier precio, incluso se olvidaron de sus derechos más fundamentales.
Asentaron un precedente tan envenenado, que todos los mecanismos perversos que se aplicaron durante la epidemia continúan dando su fruto en las políticas que el gobierno está adoptando para combatir la imaginaria crisis del clima.
Ya estamos viendo que este asunto no se está abordando de manera racional. No permiten el debate ni la confrontación de ideas. Es fácil silenciar al que discrepa de la versión oficial y no sigue los dogmas de la Agenda 2030.