1984. Sociedades Distópicas

Eric Arthur Blair huyó de la Guerra Civil Española con una bala atravesada en el cuello. Este excepcional hecho fue crucial para marcar la orientación de su trabajo literario. En esencia, el trabajo de Blair, bajo el seudónimo de George Orwell, es una combinación de propósitos políticos con objetivos artísticos. Dedicado a partir de esta experiencia balística a develar la naturaleza del totalitarismo, también se propuso defender la idea de una sociedad más libre, bajo la doctrina de un socialismo democrático, según sus propias palabras. Sus dos obras más conocidas, Rebelión en la Granja y 1984, apuntaban sus dardos contra el régimen estalinista. La pregunta que queda pendiente es ¿Sabía Orwell que el socialismo democrático era parte de “la estrategia de las tijeras” del mismo Stalin?

Geopolítica de la guerra epistemológica: De Babilonia a Malthus, Darwin y los ‘Neoconservadores’

Los sumos sacerdotes que han promovido la guerra y la supervivencia del más apto a lo largo de la historia bajo registro, siempre fueron maltusianos (incluso antes de que existiera Malthus), pues los imperios siempre se han centrado más en monopolizar los recursos finitos de una época, en vez de fomentar los descubrimientos creativos y las nuevas invenciones que harían surgir nuevos recursos para superar los “límites de crecimiento” de la naturaleza (un desequilibrio que según ellos no debe tolerarse). Haya o no creído Malthus en lo que profesaba, el sistema que lleva su nombre y la propia conciencia de los “superhombres” de la aristocracia británica sobre la necesidad de exterminar a los “no aptos”, precedió al darwinismo social. El propio Malthus pidió con frialdad que se fomentara la plaga y otras “formas naturales de destrucción” para eliminar la manada de los “no aptos”. Por lo que cualquier analogía con la situación sanitaria global actual, podría no ser necesariamente una desaventurada coincidencia, sino parte de la filosofía maltusiana aplicada. Foto: Anja NIiedringhaus